El yoga es bien conocido por sus infinitos beneficios.
Ya sean físicas: mejorar la fuerza y la flexibilidad, sudar, recuperarse de lesiones, o meditativas: fomentar la calma, la quietud y la relajación.
Mediante el uso de Asana nos hacemos más conscientes de nuestro cuerpo y, al incorporar la respiración, creamos una meditación en movimiento que nos hace conscientes de nuestro ser espiritual.
Las fuerzas y la flexibilidad derivadas de la práctica dedicada del yoga se trasladarán en algún momento a nuestra vida cotidiana, cambiando la forma en que afrontamos los problemas y las situaciones.
Practicando yoga, aprendes disciplina y a desafiarte a ti mismo dentro y fuera de la esterilla sin tomarte nada demasiado en serio.
Nuestra estructura, también conocida como yurta mongola de 8 paredes, con su espacio circular sencillo y elegante, sirve de apoyo a la práctica, creando el entorno adecuado para encontrar un equilibrio perfecto entre concentración, tranquilidad y relajación.